lunes, 8 de noviembre de 2010

Clip: Pérdida de hielo vista desde la fotografía time-lapse



El fotógrafo James Balog comparte una secuencia de imágenes sobre una investigación relacionado a las pérdidas masivas de hielo en las capas glaciares. La fotografía time-lapse nos ayuda a ver los efectos del cambio climático en los polos glaciares. James programa las cámaras para capturar una foto cada 60 minutos por un periodo aproximado de dos anos, para poder ver la evidencia cruda del calentamiento global.



lunes, 27 de septiembre de 2010

Conjunto de herramientas tecnológicas para cubrir eventos en vivo



Neerav Bhatt se describe así mismo como un bloguero, fotógrafo y bibliotecario cualificado. Sin embargo, él tiene algunas opciones intesantes, las cuáles explica en su blog, además, de ofrecer varios consejos prácticos.

"Periodsimo de Mochilla"
Este nuevo concepto se describe como "Periodismo de Mochila" es una forma de periodismo que requiere que el periodista sea reportero, camarógrafo, editor y productor de historias, a menudo en zonas remotas que son inaccesibles a los reporteros de campo regulares y sus equipos de producción. Estos periodistas son a menudo referidos como video-reporteros, periodistas multimedia, e incluso los periodistas del futuro.

Como una especie de "hombre orquesta" estos periodistas de mochila deben hacer el trabajo de un equipo entero y deben presentar la historia tal como estaba previsto. Mientras que algunos periodistas pueden ver esta tarea de enormes proporciones, muchos se han involucrado y descubren que trabajar solo significa, que tiene un mayor control creativo sobre su historia, aún con todo el trabajo que representa.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Lo mejor del periodismo fue premiado en Monterrey, México



En una ceremonia que se realizó en MARCO en Monterrey, México y a la que asistieron colegas de varios países de Iberoamérica se entregó el Premio Nuevo Periodismo CEMEX+FNPI.

En la categoría texto la ganadora fue Leila Guerriero de Argentina, por su trabajo “El rastro en los huesos”, publicado en la revista Gatopardo. El jurado integrado por Ambar de Barros de Brasil, Juan Villoro de México y Sergio Dahbar de Venezuela calificó este trabajo como “una historia conmovedora, ajena a todo sentimentalismo, que reconstruye en proximidad el tema de los desaparecidos de la dictadura argentina”.

En la categoría de fotografía el premio fue para Alejandro Cossío de México, por el trabajo “México en el punto de quiebre” publicado en el Semanario Zeta. El jurado conformado por Claudio Pérez de Chile, Gervasio Sánchez de España y Maya Goded de México manifestó que “este foto periodista, acostumbrado a tratar la violencia diariamente, nos presenta una visión más inquietante que nos invita a reflexionar sobre la temática desde un punto de vista distinto. La narrativa evoca al cine negro y tiene una gran contundencia”.

En la ceremonia también se entregó el premio en la modalidad homenaje, que en esta ocasión fue para el periodista peruano Gustavo Gorriti, en reconocimiento a su dedicación al oficio y a una trayectoria íntegra e independiente. El Consejo Rector del Premio consideró que Gorriti ha construido una reputación de gran prestigio en el ejercicio del periodismo de investigación.

En el acto de premiación también estuvieron presentes Fernando González, Vicepresidente ejecutivo de planeación y finanzas de CEMEX; Javier Treviño Cantú, Vicepresidente Senior de Comunicación y Asuntos Corporativos de CEMEX; Nina Zambrano, directora de MARCO; y Jaime Abello Banfi, Director general de la FNPI, quien aprovechó la oportunidad para hacer un llamado a la solidaridad con los periodistas mexicanos que atraviesan momentos difíciles para su ejercicio profesional.

» ESPECIAL MULTIMEDIA EL PREMIO

Conozca los trabajos, los perfiles y los comentarios de sus autores, las opiniones del jurado y las memorias del juzgamiento en este especial en homenaje a los nominados y ganadores del Premio Nuevo Periodismo CEMEX+FNPI.

Convocan:
CEMEX

FNPI
Premio Nuevo Periodismo CEMEX+FNPI

Apoya:
CAF

domingo, 19 de septiembre de 2010

Nueva revista "80 Grados"

Ya comenzó el proceso de creación de una nueva revista que comienza, en su primera etapa, como un proyecto experimental auspiciado por el Centro de Investigaciones de la Escuela de Comunicación y http://www.blogger.com/img/blank.gifPrensa Comunitaria. La idea central, aparte de canalizar la http://www.blogger.com/img/blank.gifcreatividad y la energía de los estudiantes de periodismo, es la de probar las posibilidades de juntar tres corrientes en una misma plataforma: el periodismo profesional, el periodismo intelectual y el periodismo ciudadano.

La revista se llama 80grados. Esperamos que esta sea la primera criatura de lo que eventualmente podría constituirse como un LABORATORIO DE PROYECTOS PERIODÍSTICOS.

Los invito a que examinen el anuncio público que ya está circulando sobre la revista y que evalúen las posibilidades de gestionar colaboraciones y apoyos para la misma.

En 80grados,net pueden encontrar una descripción más detallada del proyecto que será accesible sólo por internet (al menos, por ahora). Y pueden también hacerse amigos vía Facebook (80grados).

Celebremos el nacimiento de una nueva revista!!!!

lunes, 13 de septiembre de 2010

¿Qué son las infográficas?



Las infográficas se han convertido ahora en parte del paisaje natural de cualquier blog o sitio en Internet. Es más frecuente en los medios con grandes recursos económicos, pero lo pueden ser igual en un medio modesto.

El New York Times publicó en agosto un catálogo de informaciones muy valioso, que incluye tanto ejemplos y explicaciones, como enlaces a recursos técnicos. Profesores y estudiantes de distintas materias, pero sobe todo los de periodismo y comunicación, deberían aprovechar está magnífica oportunidad.

viernes, 10 de septiembre de 2010

¿Dónde reside la fuerza de este video?



Un excelente trabajo para reflexionar sobre el abandono de las mascotas. (Traducido del portugués) Ella nunca lo abandonará,
y tú, ¿serías capaz de hacer lo mismo?

lunes, 30 de agosto de 2010

"Hablemos de periodismo", blog de Miguel Ángel Bastenier



Hemos tenido dos días de curso sobre periodismo digital con uno de los responsables de la redacción de EL PAÍS, Bernardo Marín, actor y testigo excepcional de lo que se suele llamar 'la convergencia' de las diferentes aportaciones al quehacer profesional de un diario, a la vez impreso y digital. Bernardo dijo cosas muy bien dichas, como por ejemplo, que en el tránsito entre el papel (acabe o no éste por morir) y el soporte electrónico "del periodismo quedará todo". Efectivamente, todo lo que se aprenda con el objetivo de trabajar, si hay suerte, en un periódico impreso, sirve íntegramente para la práctica del periodismo digital; y esto es así porque en la pantalla lo que vemos es un verdadero periódico, aunque tenga una espacialidad diferente a la del papel, y sobre todo permita cantidad de cosas que no son posibles en el impreso como la interactividad, la conexión con una lista infinita de ampliaciones del asunto que sea, el video, el audio y todo lo que en mi ignorancia desconozco.

Me niego en redondo, de otro lado, a entrar en la discusión de si en el digital hay que escribir más largo o más corto; porque, exactamente como en el periodismo de papel, hay que escribir lo que corresponda en función de criterios estrictamente profesionales: si es 'agenda propia'; trascendencia del asunto; desarrollo de usuario, o lo que es lo mismo en qué medida la información vaya a ser útil al lector. En definitiva, el periódico (digital e impreso) entendido como un electrodoméstico más de la casa.

Para continuar leyendo favor de oprimir aquí

martes, 24 de agosto de 2010

Blogs, medios sociales y periodismo

Presentación ofrecida al equipo de Primera Hora sobre medios sociales y periodismo con especial atención en los blogs:


Además la charla fue complementada mediante este blog de recursos y un agregador de noticias sobre el tema. Esperamos que los recursos sean de ayuda para los interesados en el tema.

martes, 17 de agosto de 2010

Arianna Huffington: “Tiempos desesperados piden desesperadamente mejor periodismo”



Algunas ideas de varios protagonistas del actual panorama de los medios de comunicación. En este vídeo se trasladan y presentan algunas de las más interesantes:

"Tiempos desesperados piden desesperadamente mejor periodismo". Arianna Huffington, co-fundadora y editora jefe de The Huffington Post.

"El periodismo es un proceso, no un producto". David Cohn, fundador de Spot.us

lunes, 26 de julio de 2010

La Universidad de Texas en Austin publica libro sobre periodismo digital




El Impacto de las Tecnologías Digitales en el Periodismo y la Democracia en América Latina y el Caribe / The Impact of Digital Technology on Journalism and Democracy in Latin America and the Caribbean.

Para descargar el libro de forma gratuita en pdf, oprima aquí.

viernes, 23 de julio de 2010

Al descubierto un encubierto



Esto esta tomado de "Periodismo ABC" y es realmente interesante como en pocas ocasiones tenemos la oportunidad de presenciar un acto de persecución y dejarlo al descubierto. La gravedad de este incidente, sin embargo, no ha tenido una respuesta pública proporcional.

La ocasión nos ofrece por otra parte una idea del potencial enorme que tiene el llamado “periodismo ciudadano”, esa suerte de tener muchos y eficaces periodistas entre un gran número de ciudadanos.

Es un buen tema para tratarlo en los cursos de periodismo en nuestros programas academicos durante este nuevo semestre.

viernes, 11 de junio de 2010

Fetichismo cibernético



June 11, 2010
Por: Esteban Amoretti
De: Revista Alrededores

La biblioteca se encuentra dividida. Para muchos teóricos, Internet se ha vuelto el lugar común de muchísima gente, un espacio liberalísimo en donde las antiguas restricciones que el papel impreso imponía a la producción y circulación de ideas han quedado superadas. Para otros, la red es un espacio controlado y monitoreado, en donde no se han superado las barreras de la censura, y más notablemente en los casos vinculados a la política. Mi pensamiento crítico me deposita en este segundo grupo analítico.

Contrariamente a lo que asegura la falaz teoría posmoderna, la Internet ni es horizontal, ni descentrada, ni desterritorializada. Lo que estos autores se niegan en aceptar es que la red es una estructura que posee centros de censura y control, utilizados por los grupos de poderes económicos y políticos, para hacernos comulgar con sus ideologías dominantes. Una vieja frase de Nietzsche imprimía la idea que la verdad era aquella que el poder se encargaba de hacernos creer. Hoy nos quieren hacer creer, precisamente, cayendo en el ciego fanatismo que la Internet es el ámbito de la libertad por excelencia.

Cierto tipo de comunicaciones se encuentran bloqueadas, vigiladas y censuradas. Sólo los espíritus ingenuos pueden suponer otra cosa. Claro está, que abiertamente, parece un espacio de libertad y opinión sin ataduras. Pero críticamente, si vemos en lugar de creer, rápidamente se cae la careta.

Son muchas las experiencias que refutan el carácter democrático y libertario de la red. Quienes tengan dudas al respecto, no tienen más que enviar un mensaje incorporando en el cuerpo del texto ciertas palabras vinculadas a actividades terroristas y verán lo que ocurre.

Sin ir más lejos, el gobierno del Partido Comunista Chino (PCCh), censura los portales internacionales como Skype y Google, interviniéndolos en contra de los pedidos de la ciudadanía en contra del respeto a los derechos humanos y la libertad de expresión que perpetuamente y totalitariamente silencian. Así como también aquellos que se manifiestan a favor de Taiwán o de la liberad del Tíbet.

Es evidente que la política utilizará dicha herramienta en su propio beneficio. Muchos grupos de Facebook han utilizado últimamente “grupos cibernéticos militantes” para “auto-convocar” propuestas a favor o en contra de los grupos gobernantes en diferentes países del mundo. Un caso reciente en la Argentina , por ejemplo, fue aquel en donde el programa televisivo “6, 7,8” en apoyo de medidas oficiales, llamó a organizar sus columnas en contra de la llamada oposición.

Otro ejemplo de destacar, fue el papel fundamental que cumplieron las comunidades políticas cibernéticas en los Estados Unidos, durante las últimas primarias presidenciales, mayoritariamente regenteadas por los jóvenes universitarios que apoyando a Obama, depositaron inteligentemente un mensaje de base que llegaría a los lugares en donde la forma de hacer política tradicional ya era inadecuada para los tiempos que corren.

Internet es un espacio vital para los partidos políticos, ya que depositan instantáneamente y rápidamente esperanza en los pueblos con sus ciber-discursos. Lo que en otros tiempos les costaba agrupar a las muchedumbres, convencerlas y conducirlas a creerles, hoy se logra prontamente con un mensaje impersonal a la red, quien personalmente se encarga a través de sus seguidores de hacerlo llegar incluso a aquellos que no son seguidores del grupo social original.

Las empresas, astutamente, depositan sus intereses en estos espacios políticos que la ciudadanía consume enajenada, utilizando el mismo espacio para la doble venta: el discurso político y el producto de la marca que patrocina al candidato. Un verdadero fetichismo de la democracia cibernética.

Es por esto, que no estoy de acuerdo en afirmar que la Internet es un espacio de libertad. Los teóricos que imponen la visión de descentralización y horizontalidad de la información se olvidan que todo es un “afán de novedades”, una máquina de hacer dinero con lo novedoso, incluso en la política. La política seguirá siendo centralizada y represiva para los espíritus libres aunque quieran hacernos ver que “autoproclamarse” es sinónimo de más democracia. La autoproclamación hoy en día se encuentra muy inducida desde el poder.

Marx ya habría definido al cretinismo parlamentario como “una enfermedad que aprisiona como por encantamiento a los contagiados en un mundo imaginario, privándoles de todo sentido, de toda memoria, de toda comprensión del rudo mundo exterior”. Una enfermedad que ahora reaparece y se apodera de algunos teóricos como Manuel Castells, que definen a la red cibernética como un centro sin jerarquías y sin centro, cuando él sabe bien que se inventó militarmente como base de datos para el Departamento de Defensa del principal país del mundo.

Este cretinismo cibernético que intenta renovar la deteriorada legitimidad de la política, deberá ser combatido inteligentemente, para hacer caer el velo que demuestre la incompatibilidad cada vez mejor maquillada de esta falsa libertad y democracia que nos ofertan, con la verdadera y pura que se gana con la batalla del pensamiento.

Para acceder al texto original puede visitar la Revista Alrededores.

jueves, 27 de mayo de 2010

Cuando los libros no son tuyos



May 27, 2010
Por: Juan Varela
De: Blog Periodistas 21

Mañana estará en España el iPad; y con su llegada se ha disparado el entusiasmo en muchos foros, incluso en los profesionales, sobre sus posibilidades para la lectura, tanto de libros como de diarios. Pero los libros y diarios son materiales completamente distintos. En los textos, cuidado, tu librería estará presa de una plataforma propietaria y los ebooks no te pertenecerán con libertad.

Por su parte, los periódicos no tienen este problema. Sus contenidos son caducos y perecederos. Pagas o consumes su publicidad para informarte en el momento oportuno y luego su utilidad queda reservada a los archivos. Ahora más fácilmente accesibles en internet.

Pero en los ebooks pierdes su propiedad y tu libertad queda atada al uso de la plataforma. Tanto los iBooks, como las plataformas y aplicaciones de Kindle (Amazon) o Barnes&Noble no permiten acceder a los textos electrónicos que no se han comercializado en la propia librería.

En el iPad sólo se pueden leer libros de la tienda iBookstore o en formato ePub sin DRM (digital rights management), como los de librerías digitales españolas como Leer-e o Leqtor. Ambas utilizan el DRM de Adobe Digital Editions.

La nueva plataforma de Planeta, Random House Mondadori y Santillana, Libranda, también utilizará el DRM de Adobe y sólo permitirá seis copias. No he conseguido confirmación de si hay planes para desarrollar aplicaciones para iPhone o iPad.

Google promete solucionar estos problemas permitiendo la lectura en cualquier dispositivo y en la web con el próximo lanzamiento de Google Editions.

Los lectores deben ser cautos. Las editoriales y los escritores llevan mucho tiempo preocupándose de sus derechos de propiedad intelectual y del reparto de los derechos de autor. Pero preocupa muy poco garantizar los derechos de los lectores.

Todas las plataformas de ebook limitan el uso de los libros y las copias que se pueden hacer en distintos equipos y el préstamo, tanto privado como en bibliotecas.

En España no ha sido posible por el momento un acuerdo sobre el estándar de los libros digitales y los derechos de los compradores. Actitud diferente a la de los libreros alemanes, que han instado a las editoriales a evitar el DRM para no perjudicar el mercado del libro y a sus clientes.

Si los editores mantienen el DRM y las limitaciones al uso de los ebooks, aumentarán la copia privada que tanto les obsesiona. Los usuarios no se fiarán de los libros en la nube (sin descarga) o controlados por cada plataforma de distribución y lectura. Como ocurre en la música, preferirán descargar los contenidos y copiarlos entre sus aparatos sin quedar atados al comercializador y su plataforma técnica.

La otra opción es reconocer que el ebook no pertenece a su comprador. Abandonar de una vez la obsesión de la propiedad de la copia, irrelevante en el escenario digital, y dejar de cobrar por la venta de cada libro (copia) para desarrollar un modelo de negocio de pago por lectura.

De esa forma, los lectores podrían elegir entre una copia de la obra, libre de restricciones de derechos de uso, o pagar por leer, con derecho a varias copias en función de los equipos y plataformas que se usen.

Lo más parecido al pago por visión con un modelo de vídeo bajo demanda: accesible cuando se quiere, sin la limitación temporal de la emisión.

Los libros como servicio y contenido, no como venta de una propiedad: la copia, sería la mejor solución para que editoriales y autores mantuvieran sus derechos sobre el comercio editorial sin menoscabo ni engaño para los lectores. De esta forma se podría elegir entre esos libros que quieres poseer para siempre y los que sólo estás interesado en leer.

Comercio justo; con derechos garantizados para editores, creadores y también para los clientes. Con condiciones transparentes y precio acorde al uso y formato de cada contenido.

Entretanto, cuidado con los ebooks. Quizá algún día cuando quieras releer alguna de tus obras favoritas puede haber desaparecido de tu ereader.

Para acceder al texto original puede visitar: http://periodistas21.blogspot.com/

lunes, 24 de mayo de 2010

De radios y otras ondas: nuevos movimientos sociales rescatan el pasado



May 20, 2010
Por: Aida M. Pagán Rivera
De: Universia Puerto Rico

Si miramos atrás, en muchos conflictos del siglo XX, el papel de la radio fue uno de primera mano; tanto el de las estaciones manejadas por el Estado, cómo el de las radios clandestinas. Seguir las transmisiones era hacerse parte de otro mundo. Significaba entretenimiento, costumbre, lucha, historia, compromiso y hasta clandestinaje.

Con el pasar de los años y la llegada de las nuevas tecnologías, la radio como multimedio ha quedado bajo el peso del tiempo y en especial las emisoras clandestinas raramente han sido documentadas.

En muchos países de Latinoamérica, la radiodifusión fue el medio por excelencia para un sinnúmero de luchas sociales y fue partícipe de la historia; sin dejar atrás que hoy día es una herramienta de cohesión en gobiernos como el norcoreano y boliviano. Para bien o para mal.

Pero tomando su papel histórico, podemos hablar de su función en varios conflictos. En la II Guerra Mundial, la radio jugó un papel vital y muchos pasaron incontables horas pegados al primitivo aparato, pendientes a los informes transmitidos, llenos de interferencias. Se escucharon por las ondas europeas (a través de la BBC "World Service", durante años sostén de las ideas democráticas) mensajes como el del ex presidente francés Charles de Gaulle y su Llamamiento del 18 de junio de 1940. Dicha transmisión, fue un llamado a la resistencia del pueblo francés, tras la derrota y la invasión de la Alemania Nazi, a pesar de haber tenido un escaso auditorio Esto fue un momento fundador y emblemático para el mandatario y desde Londres logró con cuarenta líneas prender la imaginación del futuro: los jóvenes, aquellos que se negaban a dejar de ser libres y querían ser escuchados.

Sin embargo, para los investigadores de los medios de comunicación, estamos frente a una radiodifusión que está dejando atrás este tipo de comunicados con la vieja radio. Tanto la prensa escrita, como la radio oficial y local, no se prestan para dar espacio a todo pensamiento, dejándonos el aprender y contrastar en las bandas radiales de onda corta, en las radios por internet y otros medios. La radio que románticamente recuerdan nuestros abuelos, para nosotros los jóvenes es desconocida. Pero al parecer, nuevos movimientos sociales y, paradójicamente, las nuevas tecnologías, la están sacando del baúl de los recuerdos. ¿AcasoRadio Huelga y Resistencia Colegial no son resultado de la falta de estos espacios de discusión? ¿Es desde la Universidad que podemos rescatar la radio puertorriqueña? Hablemos ya desde ejemplos concretos, desde nuestras aguas, desde los países vecinos.

En Latinoamérica, proyectos radiales sirven como forma de expresión y son fuente de creatividad actualmente. Aquí algunos casos:

* En el caso de México, estaciones como Ké Huelga Radio- con su lema La radio de todos, la hacemos entre todos- dan voz a quienes no la tienen, siendo un foro creciente de discusión sobre los movimientos estudiantiles y sociales de su país.

* También en el país azteca, cientos de radiodifusoras comunitarias indígenas, clasificadas como "clandestinas", exponen día a día las violaciones a sus derechos y llevan perennemente un proceso penal con el gobierno. Con nombres como Radio Jën Poj o "la energía del viento" (en náhuatl) evocan a su vez un pasado olvidado. Según la Revista Contralínea, muchas de estas radiodifusoras no comercializan su espacio, por lo que no se les puede considerar "piratas". Se trata simplemente de radios comunitarias que difunden la cultura de sus pueblos.

* En Argentina tenemos otros datos. Existen cerca de 6,000 radios de frecuencia modulada (FM) que operan sin licencia, y casi 5,000 son totalmente ilegales. Con licencia legal sólo operan cerca de 580, de las cuales sólo 240 emiten actualmente. Para muchas FM con permisos legales, las interferencias de las que no tienen sus papeles oficiales, son un dolor de cabeza. Muchas de estas estaciones radiales explotaron en suelo gaucho en tiempos donde caudillos políticos las veían como salvación y se mantienen con otros motivos sociales en pie.

* Por otra parte, en Bolivia, la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Telecomunicaciones y Transporte (ATT) tiene en sus manos el proceso de inspección técnica de estas ondas, a fin de elevar informes para la suspensión de radios clandestinas. Pero aún nueve radios en Santa Cruz, llevan sus señales en voz de resistencia y son las más escuchadas, según sondeos oficiales.

Sin duda, podría mencionar una infinidad de casos. Situaciones en las que una idea comienza desde cero y rinde frutos. Momentos en que algo que parece divertido o necesario y se transforma en nuevos medios de difusión. Impulsos que pueden crear nuevos espacios para dar a conocer sentires. Lugares donde se abren puertas para la creatividad y nacen proyectos con futuro. Pero mi pregunta es: ¿Deben quedarse en las huelgas estas iniciativas?

Yo creo que no. Pienso que estamos frente a viejas-nuevas formas de hacer las cosas y manifestarse. Estamos en un momento en el cual los jóvenes no debemos sentarnos a que nos caigan las soluciones "del cielo", hay que ponernos creativos y visionarios.

¿Y qué piensas tú?

martes, 18 de mayo de 2010

Proponen construir redes sociales entre periodistas y el público



May 18, 2010
Por: Juan Varela
De: Blog Periodistas 21 Crecen las redacciones abiertas al público. El empleo de las redes sociales y el uso de las nuevas herramientas informativas se va asentando en algunos medios para mejorar la interacción y la comunicación entre medios, periodistas y público.

Es el momento de convertir las redacciones en redes sociales donde periodistas, fuentes, expertos, lectores habituales y público en general puedan relacionarse y aumentar el uso y comunicación sobre las noticias y la información.

La agenda del reportero tiene que estar también en la web porque cada periodista puede convertirse en una red social a través de la información y sus relaciones con fuentes y público.

Muchos periodistas ya lo han entendido y aprovechan como los mejores superusuarios herramientas como Twitter, Facebook, Linkedin y todo tipo de redes relacionadas con su trabajo.

La Nación acaba incorporar a las firmas de los reporteros su usuario de Twitter. Una buena forma de potenciar la participación distribuida en las redes y ayudar a los periodistas a establecer relaciones en una red especialmente atractiva para la información.

Hoy aquel guiño del Chicago Tribune de introducir los usuarios de Twitter de sus responsables en la mancheta del diario es una necesidad, no una prueba.

El desarrollo del periodista como red social y de los medios como nuevos espacios públicos es imprescindible cuando el periodismo puede entenderse como un proceso informativo en tiempo real y flujo social.

Pero no olvidemos que todavía hoy uno de los desafíos principales es conseguir que los periodistas dialoguen de verdad con el público. Sólo así es posible recuperar el viejo objetivo de convertir la información en una conversación y no volver a encerrarse en un monólogo.

No todas tus fuentes ni tus lectores están en las redes sociales. Y muchos de ellos no participan activamente ni tienen suficiente confianza en ellas para contar algunos detalles que puedan considerar sensibles.

Los medios deben evitar un desplazamiento de su público real a un usuario más interactivo pero que no es su audiencia objetiva real, aunque cada día crezca la convergencia entre usuarios de redes y público de información. Equivocarse de público puede ser un error de muchos medios y periodistas cuando se pasa más tiempo ante pantallas -ordenador, móvil, etc.- y disminuye la relación directa con las fuentes y el público. Además de la presencia en los lugares donde se produce la información.

Uno de los mandamientos que los reporteros y medios no deben olvidar es que el propósito principal del periodismo es contar lo que ocurre, no lo que algunos cuentan o creen que ocurre.

Para evitar ese desplazamiento de la audiencia y la información y caer en los peligros de la endogamia en la web 2.0 es conveniente abrir ventanas especialmente diseñadas para el público objetivo real de cada medio, además de usar con criterio las herramientas de la participación distribuida.

En un proyecto como La Voz del Interior, un diario local tradicional de Argentina, hemos intentado evitar esos problemas y aumentar la relación entre periodistas y público real a través del propio diario y su edición digital.
Cada periodista de La Voz tiene un perfil donde el público de lavoz.com.ar puede interactuar con la redacción y seguir la actividad informativa y de comunicación de cada persona de la redacción.

En La Voz del Interior se construye una red social centrada en la información y el ámbito local, donde cada usuario puede acceder y compartir la información entre público y redacción, pero además cuenta con herramientas como un muro público, mensajes a las comunidades informativas que periodistas y público comparten, o mensajes directos a cualquier miembro de la redacción para poder ampliar contenidos, relaciones o información.

Aumentar la participación distribuida es una meta, pero es todavía más importante conseguir mejorar y desarrollar la interactividad con el público objetivo real y los nuevos públicos con mayores posibilidades de fidelización.

Todavía no es fácil. A muchos periodistas les cuesta manejar este tipo de herramientas y practicar un periodismo más abierto y participativo.

Para muchos usuarios tampoco es sencillo y en muchos medios, sobre todo medios locales o generalistas, donde las nuevas herramientas se utilizan menos, es importante que el periodismo no contribuya a crear una nueva brecha digital entre los hiperconectados y el resto.

No dejar a los lectores detrás es un principio imprescindible para la supervivencia de un periodismo de contacto, cercano, abierto, incrustado en su sociedad. Es valioso recuperar los viejos valores del periodismo: informar, formar, ayudar a construir una ciudadanía democrática, para actualizarlos y reencarnarlos en la red ayudándose de las nuevas herramientas.

De lo contrario el periodismo perderá su misión y valor fundamental de servicio público.

Para acceder al texto original puede visitar: http://periodistas21.blogspot.com/

lunes, 5 de abril de 2010

Twitter es para la información, olvida el estado



"Twitter cambia su home y su filosofía para abrazar sin complejos el flujo social".
Foto: Tomada de egkafati.bligoo.com/conten
April 5, 2010
Por: Juan Varela
De: Blog Periodistas 21

Twitter olvida sus devaneos sobre si es una red social, una herramienta de microblogging, un avión o Superman.

Twitter cambia su "home" y su filosofía para abrazar sin complejos el flujo social: la corriente continua de información y contenidos compartidos por los usuarios en tiempo real.

La nueva "home" de Twitter se hace más dinámica, acorde con la realidad del servicio, muestra más usuarios y de qué se está hablando.

"Twitter ya no es más para el estado. Es una red donde la información se intercambia y se consume con la velocidad de en clip cada segundo del día". Es la explicación del flujo social con la que explican los cambios en su blog.

No es, por tanto, sólo un cambio de diseño, sino el descubrimiento y el intento de explotar un concepto que, como tantas veces, surge y se hace patente con el descubrimiento de cómo utiliza la gente los nuevos servicios digitales. Un clásico de la apropiación de la tecnología por el público.

Con este cambio aparece también la búsqueda de mayor retención de los usuarios, más gancho para atraer a otros: especialmente con los famosos, el efecto alfombra roja que tan bien le ha funcionado, y la explotación de su poder de redistribución viral de las noticias y los contenidos de entretenimiento.

Esta última vuelta de tuerca de Twitter también esconde una necesidad de desarrollar un modelo de negocio más basado en sus fortalezas de compartir y redistribuir contenidos que en la exposición a sus páginas.

Y, por último, es un curioso ejemplo de modernización reflexiva, un nuevo medio que se piensa y se descubre a sí mismo.

El autor es periodista y consultor de medios. El escrito se encuentra en http://periodistas21.blogspot.com

jueves, 1 de abril de 2010

Violencia y medios en Puerto Rico


March 30, 2010
Por: Silvia Álvarez Curbelo
De: Texto: Violencia mediática

La relación entre la violencia y los medios no es tema nuevo de reflexión. Durante la larga hegemonía de las teorías funcionalistas de comunicación que resaltaban los efectos absorbentes de los medios, las gratificaciones personales y los mensajes unilaterales, se destacaron interpretaciones que postulaban que los medios podían ser conductos o detonadores de mayores niveles de violencia personal y colectiva dada su potencialidad para provocar efectos de emulación, modelaje, sensibilización y otros fenómenos que afectan comportamientos y caracteres.

Las causas célebres que legitimaron estas explicaciones han sido ampliamente documentadas. Entre otras, se encuentra el caso de la transmisión radiofónica realizada por OrsonWellesen 1938 de la obra de H.G.Well, La guerra de los mundos, que todavía se utiliza como ejemplo de cómo los medios pueden empujar a conductas límites, en este caso de terror por su verosimilitud respecto a situaciones ya experimentadas o que se encuentran en el ámbito de lo posible, aunque no necesariamente de lo probable, como una invasión por los marcianos.

Desde la persuasión política, podemos remitirnos a los documentales de Leni Riefenstahl durante el ascenso del nazismo y que, para algunos críticos, enaltecen el belicismo, el autoritarismo y los regímenes totalitarios o a anuncios ya arquetípicos en las campañas electorales de Estados Unidos en los que se manejan representaciones y narrativas de violencia en afán de sesgar la conducta de los electores. Más directamente vinculados a los debates sobre comportamientos “indeseados” promovidos por los medios, según los sistemas normativos y disciplinarios gubernamentales o eclesiásticos, se encuentran los reglamentos de censura cinematográfica como el célebre Código Hays de 1934 en Estados Unidos que reglamentaba las escenas de alcoba porque las consideraba estimulantes a la promiscuidad, y, en tiempos más recientes, los casos judiciales que involucran a adolescentes incursos en conductas delictivas extremas en los que se ha utilizado la defensa de que los imputados estaban impulsados por producciones violentas, sea discográficas, fílmicas, televisivas o, más recientemente, en la forma de videojuegos.

Simultáneamente, desde una visión más pedagógica, aún se insiste en la capacidad de los medios para inculcar buenas costumbres, espíritu cívico, ampliación de la esfera de la opinión pública, con su consecuente disminución de la alternativa de la violencia como manera de dirimir diferencias. En este enfoque, la violencia juega el papel distintivo de aquello a lo que no se quiere regresar (anti-modernidad, atraso o primitivismo) y los productos mediáticos depurados y moralizantes serían una especie de extensión del salón de clases, la familia y otras instituciones “civilizadoras”.

Es claro que ambos enfoques, que gozan todavía de cabal salud, comparten una misma visión de base sobre la unilateralidad de los medios en la que se minimizan por un lado las operaciones que llevan a cabo los espectadores, las audiencias, los lectores de los medios y por el otro las mediaciones y los contextos específicos que operan en el acto de recepción. Jesús Martín Barbero y otros estudiosos de las comunicaciones han puntualizado que el fenómeno de la recepción es uno que remite a una factorización múltiple.

Cuando ocurre, entran en juego numerosos procesos de significación, entre los cuales se encuentran
los repertorios culturales y biográficos de los receptores, las circunstancias o contextos de la recepción, y las secuencias y naturaleza de la programación. Es decir, aunque se puedan identificar prototipos de audiencia, y -en esto el marketing comercial y publicitario han sentado las pautas- no pueden derivarse de esas construcciones efectos automáticos o responsabilidades achacadas a los medios exclusivamente por pecados o redenciones sociales o individuales. Por supuesto, en tanto la cultura contemporánea se organiza de manera creciente por los marcos narrativos y formales que nos proporcionan los medios, se debe anticipar una intervención más protagónica de los mismos en cómo entendemos y validamos la violencia en los mapas personales y colectivos.

Los códigos globales de oferta: el imperio mediático contraataca

Si bien las más recientes perspectivas antropológicas, lingüísticas y socioculturales de
la comunicación nos permiten rebasar las explicaciones más simplistas sobre apropiación de
formatos y contenidos mediáticos, la economía política de las comunicaciones nos advierte sobre lógicas que van contra el grano de una mayor autonomía de los receptores.

El período de fertilidad mediática propiciado por la revolución tecnológica – el Internet y la digitalización, especialmente- se dio a la par de los reajustes neoliberales que dieron paso a una mayor concentración en la propiedad de los medios “mainstream” que son los consumidos por la mayor parte de la población global.

Dentro de este escenario de mayor concentración en los conglomerados de comunicación, se acentúa la tendencia de los medios en privilegiar ciertos comportamientos, interpretaciones y repertorios redundantes de imágenes y contenidos. En parrillas radiales, televisivas o de prensa, con un grado mínimo de diversidad de oferta y contrapesos analíticos, se da por sentado que los formatos y contenidos dominantes son los legítimos desde la óptica de costo-beneficio. Si las ofertas más diversificadas y la pluralidad tecnológica tienen la potencialidad de democratizar el espectro de contenidos y fórmulas y un mayor nivel de juego
por parte de los espectadores, lectores y oyentes, la concentración estimula la estandarización de las opciones de forma tal que las producciones y los consumos se igualan a través de las franjas sociales, culturales, nacionales, etc.

En las últimos dos décadas, la interactividad y los formatos vinculados a la fórmula del talk show han acaparado las ofertas y creado unos patrones de producción y recepción reiterativos destinados a las grandes masas de usuarios que la digitalización permite. El escenario sinóptico, es decir, todo el mundo vigila y puede acceder a todo el mundo gracias a las tecnologías, ha creado una ilusión sin cualificaciones de participación y autonomía del receptor. Sin embargo, nos damos cuenta de que, paradójicamente, en la medida en que ocurre la dispersión y multiplicación de lugares de enunciación, espectáculo y actividad
mediática, aumentan también las lógicas reduccionistas que desembocan en un número discreto de prototipos y lenguajes.

Esto ha sido particularmente obvio en el caso de Puerto Rico. Tanto la radio como la televisión locales e incluso la prensa escrita exhiben muy poca diversidad en sus formatos. La raya programática se tira en un común denominador de poca densidad de información, de análisis trivial y con escasa polifonía. De ahí que muchos sectores hayan emigrado en el caso de la televisión a la oferta de cable que si bien experimenta las mismas pulsiones de estandarización de la señal abierta exhibe aún una oferta más amplia. En el caso de la prensa escrita, se percibe en sectores crecientes un mayor uso de la plataforma de Internet aunque
se recurra a las versiones digitales de lo local más que en el caso de la televisión. Esto deja a la radio con una mayor presencia localista, con menor competencia informática y por ello con mayor penetración a lo largo de todo el espectro social.

La ubicuidad de la radio y la clonación de los formatos especiales en las estaciones de mayor
audiencia en el cuadrante AM, generan un efecto cultural significativo. Hay varios factores que concurren en la contundencia radial. El elemento informativo se maneja con cortes muy rápidos a manera de titulares. Muchas veces el locutor o locutora dramatiza y editorializa los contenidos que tienden a privilegiar el crimen, el escándalo político, el chisme farandulero. Se le confiere poca atención a los eventos internacionales, a la cultura, a las noticas no conflictivas. Hay poca noción de servicio público y no se incluyen por lo general campañas de comportamiento cívico.

Cuando no se ocupa el tiempo en anuncios, se bombardea al oyente con auto-promociones, muchas de ellas protagonizadas por cápsulas de programas de entrevistas u opinión con alto contenido morboso y sensacionalista. Las estaciones 24 horas llenan sus espacios diurnos con programas de contenido político que, en muchos casos, responden a alineaciones partidistas claras con lo cual se motiva sólo a las audiencias de convencidos. La redundancia en las intervenciones del público y de las audiencias es un freno
a los manejos críticos e induce a la complacencia en sus conductores.

La ausencia cada vez más creciente de voces independientes es un fenómeno presente también en la prensa escrita. Aunque no acusa el mismo nivel de sesgo partidista, la tendencia de los tres periódicos principales – El Nuevo Día, Primera Hora y El Vocero- es a parecerse más en cuanto a su elenco y tratamiento noticioso, en la ausencia significativa de análisis independiente, en el relego de información internacional, en preferir las notas de entretenimiento a las de cultura en proporción sustancial y en la falta de buenas plumas
de opinión. El escenario es cada vez más insularista con manejos localistas sin contextualización idónea.

Con respecto a la televisión, el fenómeno más relevante es la merma en el espacio dedicado a los noticiarios y a programas de análisis de lo contemporáneo. La versión disminuida que hoy es la norma de los noticiarios descansa fundamentalmente en ofrecer las mismas noticias locales que ya la radio ha reiterado hasta la saciedad durante el ciclo noticiosos con visuales que añaden poco a la cobertura. Se adhieren muchos de los reportajes a la técnica del paparazzi de estar a la caza de reacciones y prácticamente no se producen piezas investigativas. Durante el período que cubrió el proyecto, se constató una atención desmedida a las notas rojas y a las notas políticas. Las coberturas, en la mayor parte de los casos, son predecibles y en las mismas el periodista se refugia muchas veces en la iteración del visual con un copy de poca calidad que no añade prácticamente nada a la función informativa.

La cabeza de hidra de la violencia en los medios puertorriqueños

Con este cuadro más restringido de opciones en la oferta mediática, el factor de la violencia se torna clave. La violencia en contenidos y formas es un activo barato, susceptible de sensacionalización y con la capacidad de atraer audiencias sin la necesidad de invertir mucho en producción o peritajes. Es una vieja lección aprendida de los padres fundadores de la prensa amarilla hacia fines del siglo 19 que “declaraban” guerras con trucajes fotográficos y titulares hipertrofiados. Tiene la violencia la importante ventaja de detonar terrores, fatalismos y obsesiones que son ancestrales y que permiten un encuadre (framing) en términos de
reconocimiento y apropiación más unidimensional.

Es, por tanto, un dispositivo de control social importante. Al igual que las telenovelas, los programas de auto-ayuda y los reportajes sobre celebridades, coadyuva a simplificar las explicaciones y las respuestas.
Quizás sea propio que nos preguntemos como lo hizo Susan Sontag a propósito de las matanzas étnicas. ¿Qué causa lo que vemos, lo que oímos, lo que hacemos? ¿Quiénes somos responsables? ¿Es excusable? ¿Ha sido inevitable? ¿Hay algún estado de situación que hemos aceptado hasta ahora que debe ser cuestionado? No creo entrar en una frecuencia hiperbólica al trasladar las oportunas e incisivas preguntas de la malograda fotógrafa y ensayista a una reflexión sobre la violencia mediática en Puerto Rico. Espero que concuerden conmigo en que hay un fondo común de apremios éticos que nos obligan, no importa la escala de las acciones, sean genocidios o estridencias y maledicencias radiales, a una ponderación
sobre lo que está bien y lo que está mal, sea en términos de ciudadanía o de oficio.

Atisbar en lo banal aquello que hay de trágico, de desastre ético, de inhibición de la razón o de truculencia
de los sentimientos. Quizás lo importante sea que, una vez comprendidas o planteadas las razones, podamos superar la banalidad del desencanto así como también la banal changuería del consumidor, la superficialidad de la denuncia por la estridencia misma y el cinismo de la superioridad moral esgrimida por políticos, comentaristas improvisados, comunicadores fatigados y simultáneamente perezosos.

Al conjugar violencia con medios en Puerto Rico, la primera tendencia es a pensar en la cobertura que hacen los medios de los hechos violentos que acontecen en el país y, en menor grado, de los que acontecen, cuando alcanzan grados de espectacularización global, en otras latitudes. Ciertamente, las estadísticas del crimen en Puerto Rico muestran niveles alarmantes. El número de asesinatos anuales es uno de los más altos dentro de la jurisdicción norteamericana, casi siempre vinculados al narcotráfico. También, se testimonia en las últimas décadas un crecimiento en los crímenes de género, en las instancias de violencia doméstica y en la perpetración de violencia sobre infantes.

El abultamiento del periodismo de nota roja se hizo más evidente en la década de los 1990 y coincidió con los discursos de ley y orden que acompañaron en Puerto Rico y mucho del mundo a proyectos políticos de corte neoliberal. Desde un registro incendiario, se elaboraron atmósferas de amenazas al acecho de vidas y propiedades a través de titulares, distribución de espacios periodísticos, ubicuidad de cámaras televisivas y micrófonos radiales en la famosa “escena del crimen”. También se patentizaron formas de enunciación escrita, oral y visual para narrar delitos, perpetradores y víctimas.

Pienso que las llamadas “políticas de mano dura” que puso en acción la administración del gobierno neo-liberal de Pedro Rosselló (1992-2000) fueron a la vez detonadores y consecuencias del privilegio del crimen en los escenarios mediáticos. Se creó una complicidad tácita entre los espacios y agentes de la comunicación y las políticas públicas y prácticas del gobierno que intensificaron la criminalización de poblaciones y territorios. Este enmarcado social no fue óbice para que esas mismas poblaciones y territorios se convirtieran en clientelas preferentes de políticos y partidos, especialmente del Partido Nuevo Progresista que contó con respaldos multitudinarios a lo largo de toda la década.

El crimen paga y los medios, con muy pocas excepciones, incorporaron las semánticas típicas de la crónica alarmista con niveles altos de estereotipación social, determinismo y cobertura fatalistas. Un saldo terrible lo constituyo la sexualización sin matices de la mujer como víctima pero a la vez como incitadora de violencia. Si bien la cobertura creciente de los delitos de violencia doméstica debe haber abonado a mayores
niveles de concienciación en víctimas actuales opuestos de abaratamiento en el tratamiento de la mujer y su factorización en el “box score” del crimen en Puerto Rico.

Por otro lado, la popularización del discurso del crimen en las prácticas mediáticas y la sexualización de las coberturas se dio en simultáneo al aumento de temáticas y formatos asociados a la farándula, con la llamada prensa del corazón, los reality shows televisivos y los talk shows en radio y televisión. Particularmente en los talk shows y en cierta programación dedicada a la chismología, se recurre a dispositivos de representación de corte populista en los que se incentiva, como parte de su gramática de entretenimiento, la violencia en los vocabularios, situaciones límite de morbo, cuasi-pornografía y se adopta el escarnio, el rumor y la descalificación como “epistemologías” que dan cuenta de la realidad. El fenómeno no es para nada privativo de Puerto Rico y ha sido estudiado por destacados pensadores de las
comunicaciones, entre ellos el español Gonzalo Abril y el colombiano Omar Rincón. En su modalidad local, destaca el personaje mediático de La Comay que conduce el programa Super Exclusivo de lunes a viernes en un prominente canal local con altos niveles de audiencia desde hace muchos años.

La protagonista del programa lleva por nombre La Comay, apócope de comadre, una identidad pre-política y pre-moderna insertada en el engranaje de pactos de la gran familia puertorriqueña. La Comay es un hombre disfrazado, vestido con brillo y color barroco de mujer, labios grotescos que dominan una cara coronada por un pelo alborotado, imposible de domeñar. Su gestualidad como mujer bochinchera, excesiva, gritona, remite a nociones persistentes de la mujer como exceso insumiso que abundan tanto en los imaginarios letrados (se encuentran de manera conspicua en algunos de los textos del sociólogo del siglo 19 Salvador Brau) como en los imaginarios populares (por ejemplo, los disfraces de las antiquísimas fiestas de Santiago en Loíza Aldea).

Lo que comenzó como un programa de chismes de farándula, se ha tornado en una operación de desmantelamiento del espacio público que fuera configurado por la modernización política y la conversión de sus remanentes en un espacio intermedio, algo así como una vecindad virtual, donde lo íntimo se publicita, donde lo privado se infringe y se convierte en comidilla de todos, donde lo cívico siempre está bajo escrutinio y escarnio. En La Comay todo se puede "ventear" y destapar.

¿Qué se "ventea" en La Comay? Se desnudan fundamentalmente los cuerpos políticos -partidos, instituciones, clase política- para ofrecerlos a la mofa espectacular, morfados en pasiones desaforadas, lapsus freudianos, trabalenguas, orientaciones sexuales reprimidas, subastas femeninas, racializaciones sin recato, doble sentido. La Comay apunta, desde sus códigos de producción como desde códigos de reconocimiento de sus audiencias, a una cierta descomposición del proyecto de modernización cívica que tuvo lugar en Puerto Rico durante una porción considerable del siglo XX. Uso la palabra descomposición en Puerto Rico en un sentido parecido al de desgajar, es decir, un proceso que significa a la misma vez la
destrucción de algo y su clarificación, desenrollarlo para intentar descubrir sus límites y fugas inscritas. Hay un valor importante en La Comay, no necesariamente el que toman en cuenta sus anunciantes.

No quiero, por tanto, ver en La Comay un chivo expiatorio ,la figura acuñada por el antropólogo René Girard que tiene como efecto hermenéutico el reducir lo complejo y enrarecido a una cifra simple. Estamos, me parece a mí, ante un proceso acelerado de reformulación cultural hegemónica en el que se han creado complicidades efectivas entre la clase política, los medios de comunicación en su calidad de oficiantes culturales y una mayoría social de espectadores y consumidores en torno a un proyecto moderno con avanzada esclerosis.

Al interior de ese proceso y como su partícula más significativa se distingue un uso descarnado de la violencia en el que se trastocan los mundos públicos, los privados y los íntimos desde el voyeurismo y el morbo. ¿Quién es ese pueblo de Puerto Rico que sustenta la interpelación de La Comay? ¿Es el mismo que legitima el discurso del gobernante de turno, el anuncio de pinturas en el cine, el triunfo en Miss Universe o un “análisis” radial?

Hace tres años, la llegada de Miss Universe 2006 Zuleyka Rivera a Puerto Rico desató, mucho más que su elección, pasiones encendidas, para hablar en lenguaje telenovelero. Entraron en el debate alcaldes, sicólogos, politólogos, comentaristas de la farándula y los nuevos híbridos de la radio y la televisión: los comentaristas cuya naturaleza mediática es lo ilimitado y lo cacofónico.

Como toda especie, la de los analistas radiales muestra genes similares y genes discordantes. Los hay que hilan fino, producto de sabidurías y lecturas, de dominio del lenguaje y de sus varios registros. Esos son los menos. Los hay hiperlenguados que piensan que mientras más griten y menos miramientos tengan disimulan mejor sus improvisaciones, su vagancia intelectual y su falta de imaginación. Los hay destemplados pero no con la irreverencia que puede estimular la crítica sino blandiendo el efecto terror, propio del poder en tanto signo obsceno. Los hay, también, los que “en puertorriqueño” se hacen los graciosos y quieren poner una pica en Flandes, acudiendo al ridículo y la mofa. Los hay, finalmente,
que se ubican con prepotencia e ignorancia (la peor de las combinaciones) en un reino de la
transparencia desde donde linchan al resto de los mortales.

He ahí un decisivo nivel de violencia no atada necesariamente a las estadísticas del crimen pero violencia de todos modos, la que se produce por el achatamiento de la capacidad crítica, por la trivialidad del análisis, por el descuido y la irresponsabilidad en la producción de opinión pública. Se atenta contra la inteligencia y el sentido común; se atenta contra el decoro al no abrirnos a la consideración, primero, y luego al conocimiento del otro; se atenta contra la prudencia socrática de admitir la ignorancia como plataforma para conocer. Es la violencia mediática que no necesita de un hecho de sangre para desplegarse.

Pues bien, en momentos en que se armaba una gran fiesta barroca de recibimiento a la reina de belleza, sobre la cual podemos labrar opiniones y disidencias, uno de estos analistas de la radio se refirió a Zuleyka como “La Pájara”, una descualificación profunda. La Pájara despoja de nombre propio, despersonaliza y, como sabemos por los trabajos que se han hecho sobre la esclavitud, el despojo del nombre acompaña la negación de la persona y la afirmación de la mercancía.

Independientemente de que podamos hacer crítica de los concursos de belleza y de su ademán mercantilista, la desnominación no es una crítica a las estructuras del sistema. Se refocila, por el contrario, en una persona que no condensa el poder que se cuestiona. Es como si depositáramos en el esclavo desnominado nuestra indignación por la esclavitud. Por otro lado, “La Pájara” remite a una biologización de la mujer, a su naturalización y por ende, desculturación. Fuera de la cultura, fuera del lenguaje, la mujer es puro cuerpo. “La Pájara” constituye una reducción pornográfica de la identidad femenina – la mujer centrada en su genitalia, inmovilizada por los límites de su sexo. El operativo metonímico – la parte por el todo- referencia a una vulnerabilidad, a una herida abierta, a una sospecha siempre larvada de la mujer como prostituta, como “mala mujer”.

Movida y movedora de instintos, esta reducción naturalista subyace a mucha de la crónica roja del crimen, a mucha de la crónica farandulera y a mucha de la crónica política. Secuela en la consideración del talante, de las aptitudes para ejercer y mantener cargos, en la selección de las tomas fotográficas. En el caso de los homosexuales a los que se les suele denominar como “pájaro” o “pajarraco” se da una adscripción paralela al mismo bestiario.

Se podrá argüir que “La Pájara” fue un lapsus linguae, de seguro lo fue. No obstante, desde Freud sabemos que los lapsus no son meros errores casuales, son un deslizamiento, un resbalón que pone de manifiesto contenidos del inconciente. Revela algo que es extraño al sistema de signos comunicable pero que muestra el 'verdadero' revés de la realidad que no enunciamos correctamente. Ahora bien, el lapsus debe obligar a hacernos preguntas. En este caso: ¿Por qué ese sustrato de violencia simbólica contra la mujer que se detona a la menor provocación y que convoca tantas asociaciones deshumanizantes?

Hoy en día, las guerras, los asesinatos, las hambrunas africanas, los muertos en la guerra narco son ejemplos vívidos, incuestionables de violencia. Lo extremoso de estas situaciones puede, sin embargo, obnubilar sus sedes más opacas. Fernando Picó, nuestro estimado historiador, le sigue su rastro largo y múltiple en Puerto Rico en su discurso de investidura como Humanista del Año 2004. Una de las valiosas derivaciones de su lección magistral es la siguiente: Al preguntarnos cómo educar para la paz en una sociedad donde la violencia ha formado parte intrínseca de nuestra formación como pueblo, poco adelantamos si ignoramos su presencia en nuestro pasado y en nuestro entorno. No siempre va a tomar la forma de un crimen pavoroso.

Al igual que el historiador, creo que la violencia es una estructura fundante, por ejemplo, de nuestra vertiginosa modernización en la segunda mitad del siglo 20. Se manifestó entonces en los éxodos de campo a ciudad, en la emigración a Estados Unidos y en las soluciones de urbanismo que le dimos a nuestros pueblos y ciudades. Hoy, la veo enquistada en una cultura de la confrontación que valora o naturaliza estructuras de conflicto desde las oposiciones binarias; que requiere de sistemas tripartitos de representación ideológica en programas de opinión para dar la apariencia de objetividad y balance cuando lo que se hace es estimular el desencuentro que convierte el soneo de la salsa o las letras del reggaetón en experiencias de “tiraera”, en lugar de ocasiones festivas, de goce del cuerpo y del alma.

Veo a esa cultura de la adversarialidad organizando la oferta mediática e imponiendo la ógica de la guerra y de las rayas en la arena. Gran parte de la parrilla radial AM, de la parrilla FM y de la programación televisiva se ha convertido en un gran depósito de violencia simbólica en Puerto Rico. En el mapa mediático, la violencia simbólica hacia la mujer parece dolorosamente confirmar los derroteros violentos de la cultura contemporánea puertorriqueña.

Hoy por hoy, los criterios de rentabilidad de las empresas mediáticas convergen con la
liviandad de la clase política y con la pasividad o quizás fatalismo de muchas de las audiencias. De ahí que la radio sobre todo se haya convertido en un escenario sancionado por las audiencias que se organizan o bien por el tribalismo político o bien por su aceptación –en clave activa o pasiva- de la grosería y el abaratamiento de personas e ideas. Es así porque no sólo en Puerto Rico sino en gran parte del mundo, la contemporaneidad se organiza, se interpreta y se comunica desde las gramáticas mediáticas.

Ahora bien, son gramáticas poderosas pero no omnipotentes ni invulnerables. Si bien son capaces de formatear identidades e imaginarios, no operan en una sola dirección. Como en todo proceso de hegemonía cultural, se tienen que negociar consensos, se pueden fijar límites éticos y se pueden ejercer derechos de resistencia. Cuando los productores y rentistas de estos programas vienen con el argumento que “eso” es lo que el pueblo quiere, tenemos razón en cuestionarles que parten de una profunda minusvaloración de ese pueblo a quien dicen servir.

Pero igualmente debemos cuestionarnos los ciudadanos que nos sentimos ofendidos, por qué no hacemos sentir nuestra ira. ¿Por qué no nos hacemos visibles precisamente en la zona que los constituye, es decir, ante los anunciantes? Después de todo, se trata del lugar de mayor vulnerabilidad para un mercado en fiera competencia.

Creemos que la academia y los medios juegan un papel fundamental en la aportación de una perspectiva crítica para analizar e incidir en la consideración de la temática de la violencia en Puerto Rico. Por tal razón consideramos significativo este proyecto de colaboración entre la Escuela de Comunicación, Radio Universidad, la ASPPRO y la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades.

No nos animó al realizar este proyecto el deseo de dictar reglas exactas para un “buen” ejercicio del periodismo escrito, radial o televisivo. Lo que hemos querido articular es un espacio en el que los comunicadores y los académicos reflexionen sobre sus prácticas y aporten desde sus experiencias y saberes al debate ineludible sobre la violencia en Puerto Rico y el papel de los medios en entender la problemática e inscribir nociones éticas, de buena convivencia y de cultura de paz en sus productos y oficios. Tampoco, nos asignamos, los participantes en el proyecto, la representación de la sociedad o la capacidad de solucionar sus problemáticas. Se trata de un ejercicio discreto pero a medios son organizadores privilegiados de comportamientos, opiniones, identidades, mapas y experiencias de vida.

El volumen acoge el producto de una investigación realizada entre 2005 y 2008 y en la que participaron como investigadores, estudiantes adscritos al Centro de Investigación en Comunicación de la Escuela de Comunicación de la Universidad de PuertoRico. A Cristina Guzmán Apellániz, Laura Limbert, José Orlando Sued, Lourdes E. Hernández, Jorge Gutiérrez, Carlos E. Cataño, Michael Ruopoli y en una etapa final, Eduardo Andrade Gress, corresponde pues el tesón y el empeño en traer a feliz término el proyecto. Son todos ellos prueba de que se hace sólida investigación en la Universidad de Puerto Rico. Gracias al
personal de la Escuela de Comunicación, especialmente Vilma Laureano y Ángel Feliciano, por su apoyo en la administración del mismo y a Radio Universidad por su colaboración en las entrevistas radiales a los periodistas y que son fuente de primer orden para las reflexiones en torno al tema de la violencia simbólica en los medios.

Los periodistas participantes, entre ellos varios que son también profesores, nos brindaron valiosos y honestos testimonios sobre el oficio del periodismo desde una práctica inmersa en transformaciones no siempre deseadas. Nuestro reconocimiento a la Asociación Puertorriqueña de Periodistas y su entonces presidente Oscar J. Serrano por su colaboración desde los momentos iniciales. Y el agradecimiento de todos los involucrados a la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades, solidaria siempre con la aventura del saber en nuestro país, que subvencionó este proyecto.

*En un acuerdo entre el Centro de Investigación en Comunicación de la UPR en Río Piedras; Diálogo publicará cada semana la serie de ensayos que componen el texto Violencia Mediática: Los periodistas y la Universidad conversan; guía que analiza los contenidos violentos en los medios de comunicación local e internacional. Publicación que forma parte de una iniciativa de la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades en conjunto con la Escuela de Comunicación.

sábado, 27 de marzo de 2010

Comunicadores dialogan sobre redes sociales y ética periodística



El foro se llevará a cabo en en el Anfiteatro Muñiz Souffront de la Universidad Metropolitana (UMET) en Cupey.Foto: http://ciberprensa.com/wp-content/uploads/2009/04/herramientas-periodista-digital.jpg

March 25, 2010
Por: Staff de Diálogo

El Sistema Universitario Ana G. Méndez (SUAGM) y el Overseas Press Club (OPC) celebrarán hoy el foro Redes sociales y ética periodística, a las 6:00 p.m., en el Anfiteatro Muñiz Souffront de la Universidad Metropolitana (UMET) en Cupey.

El orador invitado será el periodista colombiano, Omar Rincón, director del Centro de Competencia en Comunicación C3 y profesor de la Universidad de los Andes. Desde el 2001 es columnista de El Tiempo.

Asimismo, expertos en el tema formarán el panel que reaccionará a la conferencia magistral. Este panel está compuesto por: el Dr. Mario Roche, periodista y catedrático asociado de la Escuela de Comunicaciones de la Universidad de Puerto Rico (UPR), el Dr. Jhon Sanabria Rodríguez, decano de la Escuela de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad del Este (UNE) y el licenciado Edison García Creitoff, profesor conferenciante de Aspectos Legales y Éticos de la Comunicación de la Universidad del Turabo (UT).

Esta será la primera de varias actividades que el SUAGM realizará en alianza con el OPC con el propósito de fortalecer la profesión de los periodistas y proveer nuevas experiencias a los futuros comunicadores.

sábado, 27 de febrero de 2010

García Márquez habla de periodismo




En la biografía de Gabriel García Márquez Una vida, de Gerald Martin (2009), el autor de Cien años de soledad se refiere a las tres preocupaciones más apremiantes del periodismo latinoamericano en su época de joven periodista:

“Había tres aéreas que precisaban atención primordial: la prioridad de las aptitudes y las vocaciones, la certidumbre de que la investigación no es una especialidad del oficio, sino que todo periodismo debe ser investigado por definición, y la conciencia de que la ética no es una condición ocasional sino que debe acompañar siempre al periodismo como zumbido al moscardón”.

tomado del bog de periodismo/abc

lunes, 22 de febrero de 2010

Photojournalism in the age of the Internet


from Mastering Multimedia by Colin Mulvany







Saludos jóvenes:
Tomé éste artículo en inglés del blog "mastering the Multimedia"porque me pareció interesante el tema de fotoperiodismo en la era del Internet. Espero que los disfruten y puedan realizar los comentarios pertinentes.

Prof. Waldo D. Sánchez



I’ve been working on a presentation I will give next month called “Photojournalism in the age of the Internet.” In the process, I’ve been thinking a lot about how much photojournalism has changed for newspaper photojournalists.

With the rise of the Internet, traditional photojournalists have been faced with a dilemma. Stay a purist to the craft by clinging to their still cameras or embrace the change by venturing out into the online world by adding video and audio to their storytelling toolboxes.

Back in 2006, I was invited to speak about newspaper multimedia at The Southern Short Course in News Photography conference. During some free time, I dropped in on a panel discussion about the future of photojournalism. The panel was made up of a stellar group of veteran, but mostly old-school photojournalists. The room was packed, so I stood in the side-shadows taking in the conversation.

An audience member asked whether video was something she needed to learn. After a pause, one panel member said, “I don’t know, why don’t you ask Colin? He’s standing over there.” All 200 heads turned and looked at me.

My answer made many people squirm in their seats. “Yes,” I said. “You need to learn video. You need to add audio to your pictures and yes you’ll need to embrace change.”

I felt a little uneasy as the questions kept coming at me and not the panel. I could sense that many people thought I was crazy. I started to see the panic in some people’s eyes. One woman volunteered that her editor at a small newspaper was requiring her on a single story to write it, take the photographs and produce a video. An uneasy murmur rose in the room. I could tell, my belief that video was important to the future of online journalism, was a tough sell in this room of die-hard photojournalists.

Flash-forward some four years. Whereas, in 2006 I was an anomaly, now most newspaper photojournalists produce some sort of multimedia, be it an audio slideshows or video. J-school programs have finally stopped wallowing in the past and are junking old curriculums for new ones that are multimedia focused.

Looking at the troubling position newspapers are in, one must wonder if all this talk of multimedia storytelling really matters. After all the rounds of layoffs, who has time to shoot video?

There are some days I wonder myself, but I quickly shake off the feeling. I have to remind myself that newspapers are awash in transition. As we near rock bottom, the economy is starting to show some life. I can only hope for some stability to return to the newspaper industry.

Today, if I faced a similar crowd like the one in 2006, I would say the same thing. Learn video storytelling, master audio gathering and editing. Embrace change. The future, I would tell them, is not in the printed-paper, but in the digital delivery that will eventually replace it.

Photojournalists are a curious lot. They are independent, visual thinkers. Most take photographs because they love to shoot and share their work. They know they’ll never get rich on this career choice, but instead find happiness in the people they meet and photograph along the way.

The disruption that online journalism has placed on the photojournalist, whose career choice was based solely on taking still photos for newspapers, has been gut wrenching. “That’s not what I signed up for,” is what I often see posted in forums dealing with the changes facing photojournalists today.

The technology being deployed is slowly changing the definition of what photojournalism is. Newspaper photojournalists are becoming multifaceted visual journalists who can now use a variety of formats to tell a story.

As lean as newspapers are running these days, I think we’re about to get a dose of “oh shit” real soon. Circulation is not coming back. Just look at the downward trend of the last forty years as proof of that. Our readership is dying off and screenagers are just not interested in buying the dead trees we’re selling. I think the last transition will be the messiest. More talented journalists will leave the profession. More photojournalists will become freelance wedding photographers.

What awaits those few who make it across the proverbial burning bridge is anyone’s guess. If I could flash forward four years, I can visualize in my crystal ball a world where newspapers have transitioned most of their subscriber base to the touch screen tablet platform that has suddenly gone white-hot with advertisers. I predict these multimedia centric devices will need a steady stream of visual content. And guess what? Visual journalists, who honed their multimedia skills during newspapers darkest hours, will be there to gladly step up and help feed the daily digital beast.

martes, 16 de febrero de 2010

Comunicaciones con medias verdades



Los medios presentan al público una noticia con medias verdades como innovadora y exhaustiva.
Foto: http://www.ophcommunity.oph.gov.au/login.aspx


February 16, 2010
Por: Dalila Rodríguez Saavedra
De: Diálogo

Lo hago más de las veces que quisiera. Con poco o nada de resentimiento. Puede parecer impensable que la relación entre un informador y la información esté basada, a priori, en indiferencia, o en el mejor de los casos en escepticismo. Porque ¿cómo es posible que a una periodista le cueste creer lo que lee en (casi todos) los medios? ¿Cómo es posible que la información presentada, lo que escucha en radio o lo poco que mira en la televisión le parezca una farsa astronómica y que la llamen noticias?

Puede parecer lamentable que opte por desdeñar los hallazgos de mis colegas (los conocidos y los que desconozco, pero que ocasionalmente leo) frente a las teorías mediáticas que conozco y no olvido, a la suma de experiencias laborales, que tampoco olvido; a la compraventa de (des)información que ocurre cotidianamente en los aquelarres o juntes de jefes de secciones y editores de los medios del País. Al sinfín de razones trazadas por quienes piensan que “what is good, is enough” funciona para encender a diario la prensa y hacer una tirada de 50 mil copias. Que horas más tarde será consumida por muchos.

Comunicaciones con medias verdades. Breves bites de sonidos puestos en arbitrario contexto para conformar (al lector con) una supuesta pieza noticiosa. El resultado es información predigerida de acuerdo con la agenda del conglomerado noticioso. Presentada al ojo público como innovadora y exhaustiva. Un cable repleto de datos y cifras que no requieren de análisis, entre las razones predilectas, porque no hay tiempo. Un torrente de comunicados que no son corroborados y se convierten en un hit inmediato de la prensa online.

Quien quiera un ejemplo reciente sólo tiene que buscar uno de los periódicos más consumidos del País; abrirlo; saltarse las numerosas promociones y ofertas en búsqueda de algún estudio de cualquier prestigiosa universidad que revelará dispar(ate)idad sobre sus procedimientos y conclusiones. Como cuando se publicó en el rotativo más importante de Puerto Rico que mirar los senos de las mujeres potenciaba la salud. Más allá de la joda aparente de la noticia, hay quienes toman en realidad lo que ven en tinta como fundamento y refuerzo “para estar en todas…” .

Quien desee señalar(me) que pese a la mediocridad y el pre-arreglo noticioso, hay que consumir ‘el medio’ para el propio beneficio, le diré que prefiero ser la filistea de los medios de información masiva. La que no los consume, ni se interesa por ellos. Después de todo, no pierdo mucho. ‘Eso no está bien’, oí a menudo de la boca de formadores de antaño. Hay que leer el periódico, hay que ver los telediarios, hay que estar informados. Desde adentro del Sistema se dinamita, decían los más punteros; los más fiscalizadores, aquellos cuya presencia esperanzadora durante los años formativos será por siempre agradecida.

Pero me consta que no es así. Sé que hay un problema y que tiene nombre. Infotainment Media, o prensa infoentretenida, si me permiten la traducción. Susan Jacoby, autora de 'The Age of American Unreason', sostiene en su libro que los americanos están acostumbrados a recibir información dosificada. En pequeñas dosis las relevantes y sobredosificadas las inocuas y más bien intrascendentes.

Hace un tiempo leí en una de las pocas revista mensuales cuya prensa y gestión estimo, a la articulista Sarah Nardi que discursaba un asunto similar. La comunicadora confesó sentir un conflicto ético porque en su programa de radio se veía las más de las veces repitiendo a papagayo posturas carentes de sustancia, que pertenecían a un ‘cuerpo político’ que aún le faltaba escudriñar. Creencias alienígenas que se adoptan porque el medio las engendra.

Lo insidioso del asunto es que la carrera, el Sistema y hasta la Academia, van formando a desinformadores para más tarde emplearlos. En el caso de los reporteros se les remunera por redactar notas (ahora por tomar fotos y videos también) y mientras menos capacidad de análisis y de arrojo ante un evento noticioso se tenga, casi mejor. A los conglomerados noticiosos no les merece confianza los periodistas sagaces. Esos pueden seguir investigando una historia y dar con el botón que les causaría pánico. Y ya sabemos el refrán que corresponde: "No se muerde la mano de quien da la comida. Tú a lo tuyo que no debes tocar el entramado mío".

Pero, ¿por qué regresamos noche tras noche a la mirada penetrante, a esa luz y movimiento de la caja tonta? Cómo es posible que perdamos horas viendo pietaje cargado de violencia sacrílega, bautizada como anti-terrorista y dizque necesaria para todos. Mensajes de Estados que están muy lejos de ser implementados en la realidad porque algún escollo surgirá de cualquier mayoría (la tirana mayoría) y lo único que se pretende a estas instancias es captar la audiencia.

Te queremos a ti, sentado en ese apestoso y caliente sofá. Alelada. Sin poder ni querer criticar lo que ves. Sin osarte a poner en duda que el $1.50 que gastas en periódicos o los kilovatios que consumes están hinchados de mentiras. De óbices sociales y económicas que jamás querrás enterarte. Sin embargo, escucharás desesperantes locuciones de funcionarios predecibles, voces oficialistas que torean a los reporteros y no satisfacen tus inquietudes. Si es que tienes.

La respuesta según Jacoby es que los ciudadanos americanos, esos que nos parecen tan laboriosos, cómodos y tan pánfilos hasta para imitar, están cada vez más divorciados del proceso de razonar. Traigo a Jacoby porque me parece que el análisis comparativo se extiende a esta Isla. Cada vez nuestra filosofía política se asemeja a la de ellos. Y coño, no tendría porqué ser así. Pero los patrones son los mismos: el aumento del fundamentalismo religioso, la renuncia de una educación superior estandarizada, el aumento en la dependencia tecnológica.

Jacoby concluye y califica a su nación como “tonta”. A mí no me gustaría llegar a tanto. Aquí radica otro de los tormentos confesos para este comentario. Nuestra capacidad colectiva de conocimiento es muy baja. Se nota en la poca civilidad, en la intolerancia y categorización de las vidas ajenas. En la sobrevalorada búsqueda de vivir en la abundancia, de artefactos y temores.

Me cuesta aprehender lo que leo, estimado lector. Dudo de cada oración a la que me enfrento. Paso de las ilustraciones adjetivadas y de los que se tragan el diccionario de sinónimos para confundir, de las transiciones informativas que poco aportan y lamento que no se le dé seguimiento a sucesos como el de Capeco, Cerro Maravilla y las anécdotas risibles de Héctor Martínez.

jueves, 11 de febrero de 2010

Tendencias mediáticas: una mirada al periodismo en la convergenciaTendencias mediáticas: una mirada al periodismo en la convergencia


El doctor Xosé López García analizó el desempeño de los periodistas en la convergencia mediática europea.
Foto: Víktor Rodríguez-Velázquez
February 11, 2010
Por: Víktor Rodríguez-Velázquez
De: Diálogo

“No tan sólo es cortar y pegar”, esta fue la aclaración del doctor en periodismo Xosé López García durante el diálogo que tuvo con estudiantes y profesores de la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, acerca del desempeño de los periodistas al momento de trabajar con las nuevas tecnologías en la era de la convergencia mediática.

López García, quien también fue decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Santiago de Compostela en España, presentó su investigación Tendencias mediáticas. Este estudio trata sobre los cambios en producción de información en empresas de comunicación de 15 países de la Unión Europea, donde masivamente los ciudadanos tienen acceso a la red electrónica.

Entre los objetivos principales de dicha investigación, el profesor destacó la importancia de analizar los contenidos locales en comparación con los globales. Para explicar esta dicotomía entre lo local y lo global, López García aludió al término “glocal”. Este neologismo ha sido definido por el académico como la mezcla que se da entre los elementos locales (particulares), y los mundializados.

“Gracias al Internet se abren nuevos campos para lo mundial y lo global; esto ya que la proximidad en conjunto con lo lejano siempre ha estado entre los objetivos principales de los medios (de comunicación)”, subrayó el catedrático español. En otras palabras, los medios de comucación, en particular la Internet, han hecho posible que las distancias entre unos y otros contextos- locales e internacionales- se disminuyan. Propiciando vías de información compartidas para regiones y realidades distintas.

En segundo lugar, López García habló sobre los cambios que se han suscitado en la forma de producir información en nuevos escenarios electrónicos dentro de la actual sociedad del conocimiento.

“Internet da la oportunidad de cambiar los contenidos. Además, estas historias pueden elaborarse con mayor profundidad ya que el periodismo en la red se ha configurado como una modalidad profesional en general; aunque se hayan modificado las estrategias básicas de investigación, producción y difusión”, destacó.

En un aparte sobre las modificaciones que ha tenido el periodismo en línea, López García, señaló que “existe una confusión en torno a definir aspectos que vienen del periodismo tradicional”, ya que existen tipos de coberturas que no cualificarían como periodismo según los cánones establecidos en dicha profesión.

Sobre esta crítica a los nuevos medios digitales, el profesor dijo que “actualmente hay una ausencia del periodismo puro y duro. El trabajo ya no responde a las técnicas de ir, ver, contar e implicarse en las historias. La búsqueda de informar con inmediatez no permite contrastar la información. A lo que recalcó que "no tan sólo es cortar y pegar”.

De igual manera, López García expresó la importancia de un estudio sobre la participación de los ciudadanos en este tipo de interacción mediática.

“El periodismo actualmente es más participativo. Ahora los ciudadanos pueden dialogar con los 'ciberperiodistas' que son quienes dan la voz a los que antes no la tuvieron”, puntualizó el doctor en periodismo.

Al finalizar su exposición, se dio paso a una ronda de preguntas y respuestas donde los participantes pudieron aclarar y discutir dudas en torno al tema, además de contextualizar ciertos asuntos con la situación de la convergencia mediática en Puerto Rico.

jueves, 4 de febrero de 2010

De luto el periodismo Latinoamericano


Un icono del nuevo periodismo latinoamericano y escritor que conmovió a varias generaciones de comunicadores en América Latina. Influencio un gran número de periodistas en una época que como en tiempos en donde según sus palabras: “la imaginación estaba prohibida”.

February 1, 2010
Por: Christian Ibarra
De: Diálogo

Hace apenas un par de días murió el historiador estadounidense Howard Zinn, luego J.D. Salinger. Ahora Tomás Eloy Martínez, quien falleciera ayer en la Argentina a los 75 años de edad, a causa de un cáncer que acarreaba desde hace varios años.

Este tucumano fue escritor, guionista y periodista. El periodismo fue el oficio que lo consagró como uno de los principales pilares de las letras latinoamericanas. Era maestro de maestros. A través de su vida colaboró con los diarios más importantes del mundo, como The New York Times o El País. Contra todo pronóstico, Eloy Martínez trabajó con esmero por crear un periodismo de altura, humano, en tiempos en donde según sus palabras: “la imaginación estaba prohibida”.

En vida consiguió muchísimos reconocimientos a su labor escritural, pero el más importante, el que ningún premio logra abarcar es el cariño de sus lectores. La fruición con que generaciones enteras han acogido sus libros basta para que su obra perdure y venza el arrollador paso del tiempo.

La literatura de Eloy Martínez se distinguió por flanquear los espacios distintos y no distantes de la ficción y la realidad, la memoria histórica y el oficio del periodista. Dándole materialidad a eso que el guatemalteco Augusto Monterroso pregonaba y que colocaba al periodismo como: “el único género literario que ha inventado nuestra época”.

No en balde su libro Santa Evita es la novela argentina más traducida de todos los tiempos. Este texto constituye casi una biblia para aquel que quiera ahondar en las raíces, en la capacidad del periodismo y sus posibilidades cuando se utiliza de asidero la ficción mediante una cuidada narración. Su amigo y compañero de trabajo en la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, Gabriel García Márquez, sintetizó Santa Evita de la siguiente manera: “Aquí está, por fin, la novela que siempre quise leer”.

Otros libros que marcaron su vasta obra fueron La novela de Perón, Las Memorias del General, El vuelo de la Reina (Premio Alfaguara 2002), La pasión según Trelew, este último fue prohibido durante la dictadura, por narrar la muerte de 16 extremistas a manos de los militares. Eloy Martínez no estuvo exento del exilio obligatorio en los tiempos del terror argentino. Vivió varios años en Venezuela y fungió como profesor en New Jersey.

La muerte de Eloy Martínez es una pérdida irreductible e irremediable. Su avanzada enfermedad le arrebató la vida a este argentino que supo hacer su trabajo sin renunciar nunca a su intachable ética, su entrega y su capacidad de preservar para las futuras generaciones la porción de tiempo que le tocó vivir.