viernes, 29 de enero de 2010

El espectáculo de la “hermandad”




Haití fue sacudida por un terremoto el pasado 12 de enero.
Foto: Reuters


January 29, 2010
Por: Mario E. Roche Morales
De: Especial para Diálogo


Mal asunto cuando la solidaridad se convierte en efímera moneda de cambio, en vehículo para depurar imágenes políticas o en método morboso para elevar los números de la audiencia. El relato ejemplar, casi mítico, fue servido. Miren al lado: Haití, esa pobre república negra que ya estaba peor que nosotros fue sacudida por un terrible terremoto. ¿Castigo de Dios a los esclavos del Diablo?

Los relatos mediáticos sobre la tragedia y los esfuerzos para apoyar a las víctimas se han movido, principalmente, en dos direcciones. Por un lado, la expresión espontánea inmediata de los ciudadanos que sacaron de donde no tenían para comprar cajas de agua y alimentos en lata para llevarlos a los centros de acopio; por otra parte, la de políticos y los empresarios ávidos de lavados de cara o de ejercer su responsabilidad social corporativa en aras del fortalecimiento de sus marcas. Los primeros reaccionaron generosamente sin ánimos protagónicos. Los últimos construyeron un evento mediático –mágico, sorprendente, espectacular- y la gestión de la ayuda se convirtió en un reality show.

La hora de los telemaratones

Las imágenes están claras en nuestra memoria: el oportunismo de los politiqueros haciendo piña detrás del cheque que recoge la donación de un día de sus lucrativas dietas; la cruel dosificación de las ayudas del alcalde capitalino en aras de colgarse medallas de cooperación y buena fe en el contexto de un período especialmente crítico para su proyección pública; el nuevo relanzamiento del canal público y sus talentos emergentes (Carmen Jovet y Rony the Hyper, por ejemplo) con el telemaratón en el que el Gobernador recibía llamadas telefónicas de los donantes en la hora punta de la transmisión y la Primera dama nos regalaba sonrisas de júbilo; o, más recientemente, las del empresario arrocero, sospechoso habitual de compra de influencias en la partidocracia, repartiendo ayudas en el muelle de Puerto Príncipe tras arribar a la zona de desastre en uno de sus cargueros.

El evento mediático nos remite a la idea de una situación que luego de conocida (terremoto de Haití) es objetivada y utilizada socialmente para organizar la experiencia colectiva (los esfuerzos de apoyo). El problema aquí es que resultó evidente que muchos quisieron sacar ventaja de la situación con fines muy ajenos a la necesidad de “nuestros hermanos haitianos”. El Chapulín Colorado hubiera dicho que “se aprovechan de la nobleza” del pueblo puertorriqueño. ¿Es realmente necesario “aparecer” en algún medio de comunicación para legitimar un acto solidario?

La hora del apagón informativo

Preocupa más, sin embargo, que, como comienza a ocurrir, Haití pase a un cuarto o quinto lugar en la agenda de discusión pública. Justo cuando más apoyo e “información decisiva”, como la llamaba Albert Camus, se requerirá para la reconstrucción y gobernabilidad de un estado históricamente precario.

Porque los vídeos de poner un país sobre sus pies no serán tan “actractivos” como los generados inmediatamente después de la tragedia. Los edificios derrumbados, las montañas de muertos en las calles o las personas milagrosamente salvadas de su sepultura de escombros ahora dan paso a los escenas de la supuesta inseguridad en las calles de la capital (busquen el excelente artículo “Covering Haití: when the media is the disaster”, publicado por Rebeca Solnit en “The Nation” el pasado 21 de enero) y el lentísimo regreso a la ¿normalidad?

Lamentablemente, luego del gancho sensacional de la tragedia vendrá el apagón informativo y la pantalla negra con respecto a Haití volverá a los imaginarios de muchos. Ojalá me equivoque.

lunes, 25 de enero de 2010

Fotogalería de un abrazo por Haití



Danza, teatro y música se fusionaron para abrazar a Haití en La Respuesta.
Foto: Ricardo Alcaraz
January 25, 2010
Por: Ricardo Alcaraz
De: Diálogo



El lente de Diálogo capturó unas noches que abrazaron un país que busca sanar las heridas de un gran derrumbe, Haití. Este fin de semana que pasó, un grupo de artistas en La Respuesta en Santurce se reunieron para cantarle, bailarle y actuarle a esta nación que necesita del apoyo del mundo, de todos.

sábado, 16 de enero de 2010

Terremoto en Haití: caos, incredulidad y dolor


Una mujer y una niña tras el terremoto, en Puerto Príncipe.

enero 13, 2010
Por: Staff Diálogo
De: Con información de Reuters

PUERTO PRINCIPE- Miles de personas podrían haber muerto en Haití o estar atrapadas debajo de los escombros luego que un poderoso terremoto devastó la capital de la empobrecida nación, demoliendo desde el palacio presidencial hasta las viviendas humildes en los cerros.

Un edificio de cinco pisos de las Naciones Unidas también se derrumbó la tarde-noche del martes tras el sismo de magnitud 7,0 -el más fuerte en más de 200 años en Haití- de acuerdo al Servicio Geológico de Estados Unidos. El terremoto ocurrió a las 5:00 p.m. hora local. Réplicas de hasta 5,9 de magnitud sacudieron la ciudad durante la noche y la madrugada del miércoles.

Imágenes de Reuters televisión desde la capital haitiana, Puerto Príncipe, mostraban escenas de caos en las calles por donde personas deambulaban gritando y llorando entre montañas de escombros.

Haití, la nación más pobre del hemisferio occidental, no está equipada para responder a un desastre de esta magnitud.

El epicentro del sismo estuvo a sólo 16 kilómetros de Puerto Príncipe, que tiene una población de aproximadamente un millón de personas.

Los reportes sobre daños y víctimas demoraban en llegar al resto del mundo debido a los problemas de comunicación tras el sismo.

"Apeló al mundo, especialmente a Estados Unidos, para que hagan por nosotros lo que hicieron en el 2008 cuando cuatro huracanes golpearon a Haití", expresó a CNN el embajador de Haití en Washington, Raymond Alcide Joseph.

Testigos contaron haber visto a la gente gritando "Jesús, Jesús" mientras corrían en todas direcciones mientras oficinas, hoteles y tiendas se derrumbaban a diestra y siniestra.

Expertos explicaron que el epicentro del sismo se localizó cerca de la superficie, a una profundidad de 10 kilómetros, lo que posiblemente haya magnificado la destrucción.

El palacio presidencial de Haití yacía en ruinas, según reportó CNN en su sitio web citando al embajador Joseph, pero se confirmó que el presidente Rene Preval resultó ileso. No hubo más detalles.

La ONU ha declarado que había un gran número de sus trabajadores desaparecidos luego de que colapsó su edificio de cinco plantas. Unos 9.000 policías y tropas de la ONU están estacionados en Haití para mantener el orden. El Ministerio de Defensa de Brasil dijo que militares de ese país destacados en Haití están desaparecidos.

"Toda la ciudad está a oscuras. Hay miles de personas sentadas en las calles sin lugar a donde ir", dijo Rachmani Domersant, gerente de operaciones de la organización caritativa Food for the Poor.

Sara Fajardo, portavoz de Catholic Relief Services, explicó al periódico Los Angeles Times que un representante del grupo en Haití expuso que la cifra de muertos podría ser de miles.
EEUU Y VATICANO AL RESCATE

La noche de ayer, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, declaró a medios internacionales que sus "pensamientos y oraciones" estaban con la gente de Haití y se comprometió a proveer ayuda inmediata.

A su vez y desde el Vaticano, el Papa Benedicto XVI activó la enorme red de ayuda humanitaria de la Iglesia Católica.

"Apelo a la generosidad de todos para que estos hermanos y hermanas que atraviesan momentos de necesidad y dolor reciban nuestra solidaridad concreta y ayuda efectiva de la comunidad internacional", expresó durante su audiencia semanal.

El Banco de Desarrollo Interamericano confirmó que otorgaría 200.000 dólares en ayuda de emergencia. El Banco Mundial, que reportó que sus oficinas en Haití fueron destruidas, enviará un equipo a Haití para evaluar los daños.

La Guardia Costera de Estados Unidos en Miami aseguró que ha movilizado buques y aeronaves hacia las inmediaciones de Haití para brindar asistencia humanitaria donde sea necesario.

Francia anunció el miércoles que el país estaba enviando servicios de rescate para ayudar a las operaciones en Haití y buscar ciudadanos franceses.
POCA AYUDA PARA LAS VICTIMAS

En el barrio de Petionville, situado en las laderas de una colina, Domerstad declaró que no vio policías ni vehículos de rescate.

"La gente está intentando excavar y sacar a las víctimas utilizando linternas (...) Creo que decir cientos de víctimas sería subestimar seriamente la situación", añadió.

Testigos dijeron que cuando la tierra tembló vieron cómo colapsaban casas y construcciones precarias edificadas en las colinas.

"El automóvil rebotaba en el piso", dijo Domersant.

Funcionarios de la ONU dijeron que las comunicaciones están interrumpidas y la única forma de hablar con las personas en el terreno era vía teléfono satelital. Las carreteras están bloqueadas por los escombros.

Se apaga el lente de Dennis Stock




Festival de rock de Venice Beach, 1968








enero 15, 2010
Por: Orlando Torres Díaz
De: Diálogo


“El arte es una manifestación bien articulada de un aspecto de la vida. He tenido el privilegio de ver mucho de la vida a través de mis cámaras, haciendo del viaje una experiencia iluminada. Mi énfasis ha sido principalmente en reacciones afirmativas al comportamiento humano y una fuerte atracción a la belleza en la naturaleza.”

Esa cita se le atribuye a Dennis Stock, fotógrafo norteamericano que alcanzó la fama con sus icónicas fotografías a estrellas de Hollywood, y murió el 11 de enero en su hogar en Sarasota, Florida, según comunicó ayer la agencia fotográfica Magnum. Stock, quien tenía 81 años, nunca fue sin embargo, un cazador de imágenes frívolas. Por más de 50 años cultivó un estilo alimentado por la fotografía humanista, la cual empleó en sus fotografías más célebres para sintetizar los momentos más íntimos y fugaces de vidas tan públicas como las de James Dean, Marlon Brando y Audrey Hepburn.

Nacido en el Bronx, NY, Stock se inició en la fotografía a los 19 años como aprendiz de Gjon Mili, fue fotógrafo de la revista Life, en donde obtuvo el primer premio en la competencia de jóvenes fotógrafos. Cuatro años después, en 1951, se unió al colectivo Magnum Photos, fundado por Henri Cartier Bresson y Robert Capa, entre otros. El trabajo de éstos tuvo una gran influencia en la sensibilidad estética de Stock, quien desde un principió logró evocar con sus imágenes la atmósfera particular de momentos determinantes en la historia de los Estados Unidos.



Durante su primera década en Magnum, el artista captaría las imágenes por las que hoy día escribimos sobre él. James Dean abrigado, caminando por las calles de Times Square; Audrey Hepburn mirando distraída por la ventana de un automóvil. Son fragmentos de tiempo y espacio que irremediablemente han venido a formar parte del imaginario iconográfico norteamericano.

Pero más allá de esas inmortales estampas, Dennis Stock cultivó en las subsiguientes décadas un catálogo visual que hoy sirve como documento histórico de una, de varias eras. Desde su serie Jazz Street, con Billie Holliday, Duke Ellington y Louis Armstrong –éste último en calzoncillos en su camerino- como protagonistas, hasta su interés por el impacto de la contracultura hippie de los 60, Stock paseó su obturador y diafragma por los variopintos escenarios que vinieron a conformar su nación.

En las décadas de los 70´s y 80´s, alternó a sujetos humanos por los paisajes y colores de la naturaleza. Ya en los 90´s, regresó a capturar la experiencia citadina, esta vez situando su mirada en la arquitectura moderna de las grandes ciudades.

Además de fotógrafo, Stock fungió como director, productor y escritor de televisión y cine documental. Su trabajo ha sido expuesto en los museos más importantes de los Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania y Japón. Le sobrevive su viuda, la autora Susan Richards.